El Perfil de competencias profesionales del formador de docentes (en adelante el Perfil) es la visión común e integral de las competencias profesionales exigibles a los formadores de docentes que se desempeñan en diferentes funciones1 y contextos de la labor formativa. Su propósito esencial es determinar la especificidad de este campo profesional para establecer las competencias que deben demostrar los formadores. Por ello, se constituye en un marco referencial para orientar las políticas de desarrollo profesional de los mismos, tanto en el plano de la formación como de la evaluación de tales competencias.
El Perfil se basa en una perspectiva de articulación, continuidad y especificidad entre las diferentes etapas de la formación docente y, en términos más amplios, contribuye a la mejora permanente de las competencias profesionales de los docentes. Por ello, se orienta a unificar criterios y definir aspectos compartidos comunes en el ejercicio profesional de los formadores de docentes tanto en formación inicial como a docentes en servicio, más allá del cargo y la función que estos puedan ejercer en diferentes ámbitos (Instituto o Escuela de Educación Superior Pedagógica o en diferentes cargos en el marco de la formación en servicio) o de los contextos en los que se desempeñen (rural, rural bilingüe, urbano, polidocente, multigrado o unidocente). Se propone un desarrollo profesional continuo y coherente entre la formación inicial y la formación en servicio.
El Perfil responde a una caracterización general de los formadores de docentes, marcada por distintos factores como lo étnico, lo demográfico, la condición socioeconómica, religiosa, lingüística y de género, entre otros. En combinación, estos factores contribuyen a delinear una gran heterogeneidad social y cultural. En principio, las edades de los formadores ocupan un amplio rango, lo que repercute en sus intereses, necesidades y trayectorias profesionales. Otro elemento importante en una caracterización es que la oferta formativa a la que han accedido ha sido muy desigual en términos de oportunidades, calidad y equidad, lo que ha repercutido en el desempeño profesional de los formadores. Para los formadores en Educación Intercultural Bilingüe, el nudo crítico se ha centrado en el desarrollo de competencias comunicativas en lengua originaria. Finalmente, la condición laboral de los formadores es altamente variable, lo que ha dificultado su profesionalización. Por ello, el Perfil es un referente que permite generar condiciones para el desarrollo profesional de los formadores.