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07-Jul-2017

Palmas para maestros


• Conoce la historia de cuatro docentes galardonados por el Ministerio de Educación con las Palmas Magisteriales 2017


En un centro poblado de la provincia de Recuay, en Áncash, y en los arenales de Jicamarca, en el distrito limeño de Lurigancho-Chosica, dos mujeres impulsaron la transformación de sus colegios bajo la premisa que la educación es el corazón del desarrollo del país. Oliva Ita Alvarado y Patricia McLaughlin, directoras de la I. E. N.° 86563 San Isidro de Huancapampa y del Fe y Alegría Perú N.° 58 Mary Ward, respectivamente, contribuyeron al aprendizaje de sus estudiantes con proyectos innovadores y mejores condiciones materiales.


La hermana irlandesa Patricia McLaughlin llegó al Perú en el 2001 y un año después fundó el Fe y Alegría N.° 58, una escuela ubicada en una zona de Jicamarca sin agua ni desagüe pero que destaca por sus logros académicos: ocupó el primer puesto en matemáticas y el segundo en comprensión lectora en la Evaluación Censal de Estudiantes (ECE) 2011 en Lima Metropolitana.


"Es falso que a los niños no les gusta leer, el problema es que no les damos los libros que les gustan", cuenta la religiosa de 59 años que implementó una biblioteca con ejemplares de literatura infantil y diseñó un modelo de incentivos para promover la lectura, que consiste en entregar pulseras de colores a los niños que acumulen puntajes por cada libro leído.


"Estos niños viven en un lugar pobre pero no son pobres en corazón, talento y creatividad. Van a salir adelante porque la educación les abrirá oportunidades", afirma McLaughlin, quien por su destacada labor pedagógica será galardonada por el Ministerio de Educación con las Palmas en el grado de Amauta.


Sembrando oportunidades

A lo largo de 23 años, y pese a las carencias propias de la educación rural, la ancashina Oliva Ita impulsó proyectos ambientales que le valieron al colegio reconocimientos a nivel regional y nacional, como el de Buenas Prácticas Docentes en el año 2014 por desarrollar un biohuerto escolar y una granja de cuyes que se convirtieron en espacios de aprendizaje y permitieron hacerle frente a los problemas de desnutrición y pobreza extrema de los estudiantes.


Gracias a esta experiencia, Ita fue reconocida como "El Amauta de mi tierra" (2008) y "Maestro que deja Huella" (2013)."Cuando tuve la oportunidad de estudiar una carrera no dudé en ser maestra porque solamente sembrando en los niños el amor, la esperanza y la fe podemos construir una sociedad de oportunidades", refiere la educadora, que será galardona con las Palmas Magisteriales en el grado de Educador.


Impulsor de las ciencias naturales

Walter Velásquez Godoy es un “Huancavelicano ilustre” e “Hijo predilecto” de su natal Tayacaja. Y razones no faltan para estos reconocimientos, pues este joven profesor de 30 años usó el dinero que ganó en concursos de ciencia y tecnología para equipar el primer laboratorio experimental de bioquímica en una escuela pública del distrito de Colcabamba, donde enseña desde hace siete años.


En su región había clubes escolares de matemáticas y deportes pero nadie impulsaba en los niños el gusto por las ciencias, por eso fundó un centro de investigación y creatividad que recibe a estudiantes y docentes de 16 distritos rurales interesados en aprender sobre biología y química a través de un exitoso proyecto denominado “Hojas aromáticas”.


“Los chicos extraen las esencias de las hojas andinas, aprenden sobre procesos químicos y físicos como la destilación, la fusión, a medir la temperatura, el volumen y otros temas. Aunque al principio solo era una actividad experimental, ahora incluso vendemos las esencias de forma artesanal y los chicos pueden llevar algo de dinero a sus hogares”, cuenta orgulloso.


Este docente ha participado con sus alumnos en 5 concursos nacionales organizados por Concytec y 4 ferias internacionales. Ha sido ganador del concurso “Maestro que deja Huella” y ahora será condecorado con las Palmas Magisteriales en el grado de Maestro.


Una vida dedicada a la enseñanza

Natural del distrito de Santa Ana de la Huaca, en la provincia de Paita, a sus 68 años, Idel Vexler Talledo recuerda que su interés por la enseñanza comenzó en su época de adolescente. “Estudiaba secundaria en un colegio de Piura y en vacaciones o los fines de semana regresaba a mi distrito para apoyar a los docentes en las escuelas de los caseríos”.


El exviceministro de Educación es la tercera persona en recibir el galardón en los tres grados en la historia de las Palmas Magisteriales. “A los 41 años me dieron las Palmas en el grado de Educador; a los 52, en el grado de Maestro; y ahora me galardonan con las Palmas en el grado de Amauta. Es todo un reconocimiento a mi carrera profesional, pero sobre todo a mi trayectoria como maestro de aula”, afirma.


En su desempeño como autoridad educativa, desde el Ministerio de Educación promovió la educación inclusiva, sentó las bases de la tutoría y la orientación educativa, además promovió la desmilitarización de los desfiles escolares y su intervención fue determinante para la consolidación del canto de la sexta estrofa del himno nacional en las actividades educativas.


Creada en octubre de 1949, la condecoración Palmas Magisteriales constituye el máximo reconocimiento honorífico que el Estado otorga a los maestros y otros profesionales que han contribuido de forma extraordinaria en el ejercicio de sus actividades pedagógicas o con un aporte ejemplar a la educación, la ciencia, la cultura y la tecnología del país.

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